Hoy es el primer día que he tenido frío por la mañana; aunque el día amaneció despejado, pero con niebla alrededor de las montañas, hacía un frío que pelaba. Como guinda al pastel, la luna, aún brillaba en el cielo ¡qué foto!.
El recorrido fue como hasta ahora, subir, bajar, subir y bajar. Lo único que esta vez, un poco más de llano.
Cada vez que paraba en algún pueblo o bien a coger agua o a comprar fruta en las tiendas, la gente se interesa por la ruta y porque conozcas otras de la zona. Todos se quedan con una mueca de alegría, porque alguien de fuera conozca su tierra.
Hoy en una de las rampas, por cierto durísima y sin margen de maniobra, se me puso un ciervo delante, esta vez con cuernos. Me miró como diciendo: "este animal que sube por ahí... no le conozco", ya que me estuvo observando un buen rato. Después hizo, "fu" como el gato y se marchó de un salto. ¡Qué bonito!.
Como llegué - volando - pronto a Jayena y había tenido algún problema con la bici: creí que tenía averiado el eje del pedalier; así que acordé con el dueño del hostal si me podía llevar a Granada-capital- a una tienda de bici, dicho y hecho; nos fuimos a Granada. Allí me dijeron que el problema era que a la bici le faltaba aceite, grasa a la cadena y piñones - no hay como saber - . También tenía la cubierta destrozada, era la segunda. No gana uno para sustos.
Mañana empiezo las Alpujarras, creo que las llevo temiendo desde el principio... igual no son para tanto.
