Hoy no ha sido día de ciervos...., pero qué digo, si vi una familia entera, papá, mamá y el bebé que corrían todos como gamos, ¿a ver si eran gamos?.
Mas arriba vi dos jabalíes, los cerdos de ellos metían mucho ruido y cuando se dieron cuenta de mi presencia, también salieron corriendo. No sé, pero me está dando qué pensar....
¡Ah! se me olvidaba, también vi una culebra o por lo menos de la familia.
La bajada fue larga, pero bonita, por pistas entre pinares, piñoneros, hasta Albuñuelas, Saleres, Restábal, Murchas, pueblecitos unidos por un río y sus balcones de tierra donde hacen sus plantaciones.
Por fin llegué a Nigüelas, estaban de fiestas. Aquí venía la sorpresa del día ¡ qué subidón! y no de ánimo; en 4 km, más o menos, se sube de cota 900 a 1200, ¡ qué pasada!, pero... una vez más hay que ser de Bilbao.
Ya estaba deseando llegar a Lanjarón y Lanjarón estaba al otro lado y al mismo nivel que Nigüelas. Se me hizo eterna la bajada, pero....llegué. ¡ Hala! hasta mañana.
Se me olvidaba escribir algo sobre Lanjarón, aunque mejor una imagen vale más que mil palabras.